La Eternidad/ Azores
Natalia Correia, poeta de Azores, escribe que “As vacas, nas colinas esfumadas, ruminavam o eterno.» El verde eterno de aquellas montañas permite que estos animales generosos vivan continuamente al aire libre y no en lugares cerrados. Al rumiar la eternidad consiguen ser vacas en plenitud, vacas de verdad, liberadas del corral. Ellas saben mejor que nadie en qué consiste la inmortalidad sin necesidad de perecer en el intento y me imagino que al estar en ese lugar invulnerable sabrán mejor que nadie como viajar por el Tiempo.
La eternidad no está al principio o al final del tiempo; ella es simultáneamente lo que fundamenta el tiempo. Las vacas de Azores rumian la Eternidad y por eso conocen intuitivamente los mundos desconocidos, imprevistos, imaginados. Conocen lo ilimitado. Saben que le Eternidad se construye con la poesía, a través de la Literatura, porque el resto de los oficios la confinan. En la eternidad crecen como la hierba las verdades posibles, las otras realidades, lo no-lugares. La eternidad está para construir en el conocimiento, en el atributo del entendimiento y la extensión.
Las vacas rumiantes de Azores tienen confidencias del Tiempo Imaginario porque no están aisladas. Viviendo en libertad, conocen las pequeñísimas variaciones del viento, las sombras de las nubes, los distintos sabores de la hierba perenne. Siempre están ahí y por eso no actúan con interferencias ni de una forma intermitente, sino que lo que planean es siempre visible. La Eternidad es una condición terrenal y rumiarla es tener siempre preparado un stock de sabiduría para cualquier invasión de la inmediatez. La Eternidad es esa lejana cercanía de estas vacas poéticas.
Para que pudiéramos disfrutar de esta Eternidad vacuna habría que desprivatizar lo privatizado, universalizar la Justicia, socializar lo colectivo, que la vida primitiva resultara relevante para nuestra época, saber viajar en el tiempo y no por el espacio, demorar la prisa, vivir en la dimensión no-cronometrada, tentar la quimera, inquietar al Poder, aceptar la influencia y redescubrir la isla interior. Y tener la seguridad de quien vio el Presente supo ver la Eternidad.
Atrévase a ser isla.
O un pequeño islote. Rápidamente sentirá dentro de usted el volcán que nunca se había apagado. Tiene ahora una visión circular, mantiene abierta la recámara crítica y esa cercana lejanía que lo convierte en un ser deseado. Ya no está usted sitiado ni perseguido, sólo por la inmensidad de un océano que le trae y atrae sus visiones y sus teorías. Es un isleño con amplitud de miras, aislado pero con humor, el humor que viene de un agua tan colosal como sus sospechas de que todo es una mezcla aborigen y civilizada.
Usted ha roto el mundo y su percepción limitada. Los criminales, dictadores, capellanes y legisladores se confundirán y caerán abatidos por tanta disgregación. Ya no les seremos tan ventajosos porque las islas sólo estaremos unidas por aquello que nos separa. Hemos roto el maleficio, la condensación gubernamental que nos había convertido a todos en ciegos, sordos y mudos. La isla es un ojo abierto, rodeado siempre por usted.
Juan Carlos Sancho Gran Canaria/ Islas Canarias -Agosto 2008
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Legenda e Créditos Imagens. 1.Vacas do Ramo Grande, 2. Diablos Insulares:Juan Carlos Sancho e os escritores açorianos Urbano Bettencourt e Vamberto Freitas
Acervo do Autor.