Mª AURORA, LA MUJER- ISLA
Juan Carlos de Sancho,escritor,Canárias.
La primera vez que la vi me pareció una mujer italiana, una especie de astro rodeada de planetas, iluminando día y noche, con una energía única, telúrica, cercanamente lejana. También me pareció estar delante de una isla que aparece y desaparece, como la isla de San Borondón, en las Islas Canarias. Mientras intentaba acercarme a ella menos la veía. Sentía una extraña sensación. Lo que estaba claro es que Maria Aurora era un ser único, una isla misteriosa: siempre estaba en su lugar y acceder a él requería tiempo y talante. También la veía como la loba que amamantó a Rómulo y Remo o una de esas hermosas vacas de Azores que rumian la Eternidad, como escribía la poeta Natalia Correia. Era, evidentemente, una mujer dimensional, metafórica, que daba lugar a múltiples visiones e interpretaciones, compacta, definida, como un dibujo atlántico, una isla inquietante que hacía girar las otras islas hacia un nuevo universo, siempre poético.
En el primer Coloquio que asistí en Funchal no sabía apenas portugués con lo cual estaba en Babia, despistado. Pero ver a Mª Aurora me daba seguridad. Era como una madre para todos. Si me perdía y la veía subiendo y bajando escaleras por el Baltazar Diaz sabía que todo marchaba bien. Cuando coincidíamos en los comidas percibía que estaba atenta a todo. Comía pero nos escuchaba y tomaba decisiones al instante, nos marcaba los tiempos como en la escuela, pero siempre con afecto y al mismo tiempo buscando la manera de que todo marchara bien y no nos despistáramos para lo que habíamos venido a Funchal. Insisto, todo eso lo adivinaba sin saber portugués, sólo mirando a Mª Aurora, que era la brújula por donde yo me orientaba en la isla.
Los Coloquios Internacionales de Funchal que ella organizaba me abrieron el sueño, la posibilidad de pensar en un archipiélago literario común: la Macaronesia. Yo no conocía Madeira y me gustó conocerla desde esta visión Literaria. Mª Aurora simbolizaba esa síntesis y aquella reunión de escritores, profesores de distintos archipiélagos, algunos venidos de Florianópolis, Providence, Turín, Lisboa, Sâo Miguel, Santo Tomé, etc me despertaron la idea de que era el momento de las islas en el mundo y que necesitábamos gente como Mª Aurora Homen, capaces de organizar y activar el pensamiento de que las islas somos plataformas de cultura alternativas capaces de ofrecer nuevas perspectivas al estilo del mundo, desde el pensamiento, desde el Arte y la Literatura.
Se ha ido al lugar de los poemas, lentamente, como se fue antes que ella Jose Antonio Gonçalves, al lugar de los que no se van para siempre. Cada vez que regrese a Funchal la veré paseando por las aceras de piedritas blancas y negras, siempre distintas. Y escucharé una tema de Zeca Medeiros mientras el mar de la isla me recuerda que el Coloquio de Mª Aurora acaba de empezar y que no debo faltar a la cita.
Islas Canarias, 12 Junio, 2010